martes, 22 de septiembre de 2009

Desde la torre del humo blanco


Cada volcán costarricense tiene sus encantos propios, eso los hace majestuosos a su manera. Estuve de gira por el Volcán Turrialba y sus alrededores; hasta ahora no lo conocía y tengo que decir que fue una excelente experiencia.

Ya subiendo desde Cervantes hacia el parque nacional se va admirando la belleza del lugar. Poco a poco la densidad urbana se va alejando para dar paso a solitarias casitas, incrustadas en un paisaje verde y pacífico. A mitad del camino se puede admirar el valle imponente en el que se asienta la ciudad de Turrialba, y a lo largo las majestuosas montañas de la cordillera de Talamanca. Una excelente vista que sirve como recordatorio perpetuo de lo bien articulada que está la naturaleza, de lo débil que es, de lo que aún tenemos en nuestras manos.

La calle se convierte en un camino sin asfalto, solitario. Ya las viviendas son escasas y los sembradíos se mezclan con un bosque cada vez más denso. ¡Un viaje recomendado para todos!

Al fin, el volcán nos da la bienvenida.



Impresionante ver los matices de colores de vegetación rodeando a un diminuto pueblo que más bien parece un pueblo fantasma. La magia del lugar la constituye precisamente eso: el turismo masivo aún no lo agobia, conserva su originalidad y sencillez. Lamentablemente el acceso al parque ahora está limitado, pero sólo con estar ahí vale la pena. Andando por los caminos aledaños pareciera que el volcán nos vigila, silencioso pero amenazante.



Esta última foto nos costó una regañada del profesor pero había que tomarla. Tenía que estar cerca de él, sentir su magnificencia. Ver más de cerca cómo los gases volcánicos queman a la vegetación cercana, en modo de aviso de que está vivo. Mi interés por los riesgos naturales, especialmente por sismicidad y vulcanismo, ha incrementado, al tanto que este será el área de estudio para mi tesis de licenciatura. Esta experiencia fue un primer paso, más adelante estoy seguro que les contaré la aventura pero desde el cráter.

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Las 10 cosas inexploradas de Vidal

Como blogger incipiente, tomé la iniciativa de Heidy de seguir el meme, y mostrar 10 cosas que inexploradas de .

1. Mi mayor temor desde siempre fueron los OVNIS. Quiero convencerme de que no existen pero el simple hecho de pensar que haya algo allá afuera que pueda venir acá me aterroriza.

2. El país que más deseo conocer es Inglaterra, es uno de mis mayores sueños y de mis metas a mediano plazo

3. Prefiero mil veces utilizar un bus (o ahora un tren) que adquirir un automóvil privado. Me pesaría en la conciencia.

4. Me agüevo muy fácilmente.

5. Detesto la gente habladora (los que sólo son palabras, quejas y auto-halagos) y labiosa. El que más habla menos es.

6. ¡Me gusta San José! ¡Sí! Algo tiene que me apasiona y me hace querer visitarlo todas las semanas

7. De pequeño me gustaba una mujer 15 años mayor que yo xD

8. He sido el sapillo que participa en todo: banda, coro, teatro, baile folklórico, elecciones, directiva de sección, gobierno estudiantil, periódico colegial, asociación de estudiantes (en la U)... jeje

9. Me encanta la constelación Orión porque me recuerda una promesa

10. De no ser geógrafo, sería físico o filólogo.

Muchas gracias a todos por pasar por acá y todo comentario (inteligente) es bienvenido. ¡Saludos a todos!

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martes, 8 de septiembre de 2009

Una promesa hecha

I
La Tierra, hipnotizada por la belleza majestuosa del astro rey, gira sin detenerse, casi mecánicamente ... La danza analémica del sol, la cíclica selenomorfosis, el constante fluir del arroyo. Rutina. Y sin embargo hay vida en lo más pequeño, en lo que menos puede detectar el acelerado ojo del homo modernus. Justo lo que Vidal no podía ver.
Enceguecido por modelos de pensamiento, Vidal vivía una vida geocrática. Con metas, sí, pero abstracta. Había momentos en que su mente volaba por cielos y planetas no descubiertos, utopías. No podía ser que la vida le ofreciera sólo palabras, teorías, leyes, ideologías. ¡Debía haber algo más!
Pero el mundo sigue dando vueltas … El sol sigue saliendo todos los días y escondiéndose todas las noches… Rutina. La vida trae subidas y bajadas. A veces se encuentran más bajadas que subidas. Y de ello Vidal estaba más que consciente.
II
Un día como cualquier otro, un abril como cualquier otro, una sonrisa como ninguna otra. Sus ojos brillosos anhelantes de amor y de felicidad, su alma inocente deseosa de sinceridad. Una pieza faltante en el rompecabezas incompleto de Vidal.
Lo que sentía dentro era algo muy diferente... raro... bonito... sincero... real. Pensamientos inundaban su cabeza, mas no se encontraba seguro de lo que debía hacer. Las situaciones a su alrededor eran algo confusas, no era su mejor año, pero como una luz difusa al final de un tenebroso túnel: señales. El mundo parecía empezar a iluminarse.
III
Una puerta a un viaje desconocido, una exploración incierta. Aquella mañana Vidal abrió los ojos, respiró y sonrió. Y en lo que pensó fue en ella. En aquel beso. La felicidad llenaba su corazón y en su sonrisa se demostraba. Por fin había algo más concreto, ahora muchas cosas tenían sentido.

Ahora el tiempo parecía no pasar. Vidal descubría cada día algo nuevo, algo por lo cual se podía luchar. Parecía que al fin encontraba algo de esperanza, de positivismo. Parecía que la vida sí tenía algo más. Y ella era el motor.

El futuro es lo que el horizonte muestra como reto. Una promesa hecha, mil y una razones para tenerla en cuenta todos los días. De todo se hace una vivencia, una lección. La vida no es color de rosa dicen por ahí. Pero vivirla con ella su lado, sabiendo que ahí está y que no se va, era más de lo que Vidal podía esperar.

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